viernes, 6 de diciembre de 2013

Las mejores frases de Nelson Mandela

La capacidad de Nelson Mandela de darle vida a su causa a través de la fuerza de sus palabras fue una de las armas más poderosas que lo acompañaron en su lucha por la igualdad en Sudáfrica.
BBC Mundo seleccionó algunas de sus frasesmás memorables.

Vivir y morir por la igualdad

"He luchado contra la dominación blanca y he combatido la dominación negra. He promovido el ideal de una sociedad democrática y libre en la cual todas las personas puedan vivir en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir, pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir".
(Conclusión del discurso de tres horas que leyó en su juicio en 1964, tras ser acusado de sabotaje y traición).

Tras las rejas

"En la cárcel no hay principio ni final, solo tu propia mente"
Cárcel de Robben Island donde Mandela cumplió su sentencia
"El aspecto más inquietante de la vida en prisión es el aislamiento. No hay principio ni final, solo tu propia mente, que a veces resulta engañosa.
¿Fue un sueño o realmente sucedió?, uno se empieza a cuestionar todo. ¿Tomé la decisión correcta, valió la pena mi sacrificio? En la soledad, no hay nada que te distraiga de esas preguntas agobiantes.
Pero el cuerpo humano tiene una enorme capacidad de adaptarse a las circunstancias difíciles. He descubierto que uno puede soportar lo insoportable si es capaz de conservar el espíritu, incluso cuando el cuerpo te pone a prueba".
"Tener fuertes convicciones es el secreto para sobrevivir a las privaciones, tu espíritu puede estar lleno, incluso cuando tu estómago está vacío".
"Un hombre que le quita la libertad a otro hombre es prisionero del odio, está encerrado tras las rejas de los prejuicios y la incapacidad de ver más allá... a los oprimidos y a los opresores se les priva de su humanidad por igual".
(Sobre su estancia en la cárcel de Robben Island, extraído de la autobiografía de Mandela, "El largo camino hacia la libertad", 1994).

"Volveré"

"No puedo y no voy a dar mi brazo a torcer mientras que ustedes, el pueblo, y yo, no seamos libres. Su libertad y la mía no pueden separarse. Volveré"
"En nombre de la ley, fui tratado como un criminal... no por lo que hice, sino por lo que defendí, por mi conciencia.
Nadie en su sano juicio elegiría una vidasemejante, pero llega un momento en que a un hombre se le niega el derecho a vivir una vida normal, en que sólo puede vivir la vida de un criminal, porque así ha decretado el gobierno que se haga uso de la ley”.
"La pregunta que queda por hacerse es: ¿es políticamente correcto seguir predicando la paz y la no violencia cuando tratamos con un gobierno cuyas prácticas nos han traído tanto sufrimiento y miseria a los africanos? No puedo y no voy a dar mi brazo a torcer mientras que ustedes, el pueblo, y yo, no seamos libres. Su libertad y la mía no pueden separarse. Volveré".
(Mensaje leído por su hija Zinzi en una reunión en Soweto en 1985).

En libertad

Nelson Mandela alzando su puño
Nelson Mandela el día de su liberación, el 11 de febrero de 1990.
"El cliqueo de las cámaras comenzó a resonar como si se tratara de una manada de bestias metálicas. Levanté el puño derecho y escuché un alarido. No había podido hacer eso en 27 años y me recargó de fuerza y de alegría".
(Describiendo su primer día de libertad tras años de prisión, en 1990. Extraído de la autobiografía de Mandela, "El largo camino hacia la libertad", 1994).

Paternidad

"Quizás estaba cegado a ciertas cosas por el dolor que me producía no poder cumplir con mi papel de esposo y padre de mis hijos.
Parece que el destino de los que luchan por la libertad es tener vidas personales inestables... ser el padre de una nación es un gran honor, pero ser el padre de una familia es una alegría mayor. Un trabajo que ejercí demasiado poco".
(Extraído de la autobiografía de Mandela, "El largo camino hacia la libertad", 1994).

Premio Nobel

"El valor de nuestra recompensa compartida debe ser medido por la paz que triunfará"
Mandela al recibir el Premio Nobel de la Paz en 1993
"El valor de nuestra recompensa compartida es y debe ser medida por la paz que triunfará, porque la humanidad común que une a blancos y negros en una sola raza nos dirá a cada uno de nosotros que debemos vivir como los niños del paraíso...
Pero todavía hay algunos en nuestro país que erróneamente creen que pueden contribuir a la causa de la justicia y de la paz apegándose a los dogmas que sólo han traído desastres.
Esperamos que ellos también sean bendecidos con el razonamiento, lo suficiente para darse cuenta de que la historia no se puede negar y que la nueva sociedad no se puede crear mediante la reproducción de un pasado repugnante, por más de que se disfrace o se reconstruya".
(Al recibir el Premio Nobel de la Paz, compartido con el presidente sudafricano F.W. de Klerk en 1993).

Toma de posesión

"Nunca, nunca, y nunca más esta hermosa tierra volverá a experimentar la opresión del uno por el otro... El sol nunca se pondrá en un logro humano tan glorioso. Que reine la libertad. ¡Dios bendiga a África!".
(Discurso de investidura, 10 de mayo de 1994).

Inauguración del Mundial en Sudáfrica

"En la cárcel me preocupaba ser considerado un santo que nunca fui, incluso si se define a un santo como un pecador que sigue intentándolo"
Nelson Mandela
"La gente de África aprendió la lección de la paciencia y de la resistencia en su larga lucha por la libertad. Que los premios otorgados por la Copa Mundial de la FIFA demuestren que la larga espera de su llegada a tierras africanas ha merecido la pena. Ke Nako (Ha llegado el momento)".
(Inauguración del Mundial de Fútbol en Sudáfrica, 2010).

Imagen pública

"Un tema que me preocupaba profundamente cuando estaba en la cárcel era la falsa imagen que involuntariamente proyectaba al mundo exterior, de ser considerado como un santo que nunca fui, incluso si se define a un santo como un pecador que sigue intentándolo".
(Extraído de la segunda autobiografía de Mandela, "Conversaciones conmigo mismo", 2010).

Nelson Mandela, el líder que inspiró al mundo

Nelson Mandela
Nelson Mandela, el primer presidente negro de Sudáfrica, quien falleció este jueves, demostró con su vida que lo aparentemente imposible es posible.
A pesar de haber recurrido a la violencia para tratar de derrotar el sistema de supremacía blanca y haber sufrido como consecuencia una larga condena de cárcel (1962-1990), Mandela salió de prisión con un mensaje de reconciliación y unidad como única vía para reconstruir a Sudáfrica.
"He luchado contra la dominación blanca y he combatido la dominación negra. He promovido el ideal de una sociedad democrática y libre en la cual todas las personas puedan vivir en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir, pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir", dijo el 20 de abril de 1964, cuando era juzgado y enfrentaba una posible pena de muerte.
Sus palabras reflejaron que el espíritu de Mandela no se quebró en esos 27 años en prisión.
Ese talante ya había quedado demostrado cuando, tras ser liberado, visitó con un mensaje conciliador a la viuda de Hendrik Verwoerd, el arquitecto del sistema de segregación racial que durante casi cincuenta años oprimió a la mayoría negra.
Nelson Mandela
Mandela desafió a las autoridades presentándose ante la Justicia en el atuendo de su tribu.
El apartheid fue el mismo sistema que encarceló a Mandela y lo hizo picar piedra cada mañana encadenado. Sus pulmones y su vista sufrieron daños irreversibles.
Fue el mismo sistema que había asesinado brutalmente a líderes de la lucha por la libertad como Steve Biko, o cuyas fuerzas de seguridad dispararon en contra niños en la masacre de Soweto en junio de 1967.
Cuando el gobierno blanco, afectado por la presión internacional, le ofreció liberarlo pero con la condición de que abandonara su militancia, Mandela, quien ya llevaba dos décadas en la cárcel, respondió que "mi libertad no puede separarse de la de todos los demás".
Mandela encarnó con sus acciones los ideales de libertad y justicia que defendía. Y tuvo la grandeza de acercarse a quienes martirizaron a su raza.
Eligió el perdón por encima del odio y construyó puentes hacia el enemigo. Muchas veces con sentido del humor y siempre con dignidad.
El exmandatario no fue sólo el estadista que supo conducir al país por la cuerda floja de la reconciliación tras las atrocidades del apartheid.

Un pie en la realeza

Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Umtata, una pequeña comunidad en el este de Sudáfrica.
Su padre, jefe del clan Madiba de la familia real Tembu, murió cuando Mandela tenía 12 años, pero el líder tribal se aseguró de que tuviera una buena educación.
El adolescente asistió a una escuela de misioneros británicos y luego estudió abogacía.
Cuando llegó a Johannesburgo, Mandela experimentó la segregación racial y se convirtió pronto en una figura prominente en la lucha contra el apartheid. En 1943 se unió al Congreso Nacional Africano, CNA, fundando su ala juvenil y convirtiéndose más tarde en presidente de la organización.
En 1944 Mandela se casó con su primera esposa, Evelyn Mase, con quien tuvo cuatro hijos, y en 1952 abrió un despacho de abogados junto a su compañero de lucha Oliver Tambo.
Luego de divorciarse de Mase, Mandela se casó en 1958 con Winnie Madikizela, con quien tuvo dos hijas. De sus seis hijos, sólo tres hijas permanecen actualmente con vida.

"Dispuesto a morir"

En 1956 Mandela fue acusado de alta traición junto a otros 155 activistas, pero los cargos en su contra fueron retirados tras un juicio que duró cuatro años.
La resistencia contra el apartheid seguía creciendo, en particular en lo que se refería a la Ley de Áreas, que forzaba a las personas de determinada raza a trabajar en ciertas actividades y a vivir en zonas designadas.
El apartheid también imponía la clasificación de las personas por su color y prohibía el casamiento entre personas de diferente raza.
Manifestación por Mandela
La población sudafricana en masa salió a celebrar la liberación de Mandela.
Las tensiones se agravaron en 1960 con la masacre de Sharpeville, cuando las fuerzas de seguridad mataron a 69 personas negras que participaban en una manifestación pacífica contra el apartheid.
El CNA fue proscrito ese año y el líder sudafricano decidió seguir su lucha en la clandestinidad, convirtiéndose en uno de los hombres más buscados por las autoridades.
La masacre de Sharpeville marcó el fin de la resistencia pacífica. Mandela lanzó un plan de sabotaje económico y posteriormente fue arrestado, acusado de atentar contra el gobierno.
En un acto desafiante, Mandela, quien enfrentaba una posible pena de muerte, se presentó a la audiencia vistiendo el tradicional atuendo Tembu.
Mandela se encargó de su propia defensa en los tribunales y sin llamar a ningún testigo, declaró:
"Yo abrigo en mi corazón el ideal de una sociedad democrática e igualitaria en la que todas las personas vivan en armonía y con igualdad de oportunidades".
"Es un ideal que espero ver materializado en vida. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir".
En 1964 Mandela fue sentenciado a cadena perpetua. En su primer año en la cárcel murieron su hijo mayor y su madre, pero las autoridades no le permitieron asistir a los funerales.

Masacre de Soweto

Mandela pasó 18 años encarcelado en la isla de Robben Island, donde los prisioneros salían todas las mañanas, en hileras y encadenados, a picar piedras. En 1982 fue trasladado a la cárcel de Pollsmoor, en Ciudad del Cabo.
Mientras Mandela y otros líderes del Congreso Nacional Africano permanecían en prisión o en el exilio, los jóvenes de los barrios negros de Sudáfrica continuaban su lucha contra el gobierno de la minoría blanca.
Uno de los hechos más recordados es la masacre de Soweto, el 16 de junio de 1976, cuando miles de estudiantes negros protestaron contra el decreto que los obligaba a estudiar en afrikaans, la lengua de la minoría blanca, y fueron dispersados por la policía a balazos.
Una de las imágenes más potentes de la lucha contra el apartheid es la de Hector Peterson, un adolescente de 13 años, muerto en los brazos de su compañero Mbuyisa Makhubu, durante una masiva concentración estudiantil en el simbólico barrio de Johannesburgo.

Libre al fin

Mandela junto al capitán del equipo nacional de rugby Francois Pienaar
Mandela no dudó en vestir la camiseta de la selección de rugby en 1995, un deporte asociado entonces con la opresión.
En la década del 80 el antiguo compañero de Mandela, Oliver Tambo, entonces en el exilio, lanzó una campaña global por su liberación.
La comunidad internacional intensificó las sanciones contra el régimen del apartheid y la presión mundial eventualmente tuvo resultados.
El 11 de febrero de 1990 el presidente sudafricano Frederick de Klerk liberó a Mandela y se iniciaron conversaciones dirigidas a la formación de una democracia multiracial.
Pero la minoría blanca rechazó los llamados a elecciones libres y los enfrentamientos llevaron al país al borde de la guerra civil.
En diciembre de 1993, Mandela y de Klerk recibieron de forma conjunta el Premio Nobel de la Paz.
Cinco meses después, el 16 de abril de 1994, millones de personas hicieron fila para participar en los primeros comicios libres en la historia de Sudáfrica.
Cuando Mandela votó por primera vez en su vida a la edad de 75 años, le dijo a la prensa que se sentía "un hombre completo". Tomó posesión el 10 de mayo de ese año.

"Humanidad común"

Mandela se concentró en crear una nueva imagen internacional para Sudáfrica, logrando persuadir a las compañías multinacionales a permanecer e invertir en el país.
El líder también recurrió al deporte para fortalecer el orgullo nacional y convenció a la mayoría de apoyar a los Springboks, el equipo de rugby asociado con la opresión de la minoría blanca.
Mandela junto a Fidel Castro en 1990
Tras ser liberado, Mandela visitó a los líderes que le habían dado su apoyo.
Contra todas las previsiones, los Springboks ganaron el Mundial de 1995 en territorio sudafricano, un episodio recordado recientemente en la película "Invictus", que hizo Clint Eastwood basada en el libro de John Carling.
Mandela señaló que la reconciliación "no significa olvidar o reprimir el dolor por el pasado", pero aseguró que una nación no puede fundarse en la venganza, sino en "nuestra humanidad común, en la tolerancia".
Algunos críticos señalan que el líder sudafricano no hizo lo suficiente para combatir problemas graves como la criminalidad, los escándalos de corrupción en el CNA y el SIDA.
El expresidente reconoció que debió haber prestado más atención a la expansión de la enfermedad en su país e impulsó luego en numerosas ocasiones iniciativas globales para combatir la epidemia.
En un país donde todavía es tabú hablar del SIDA, Mandela admitió que su hijo Makgatho había muerto en 2005 a causa del virus e instó a los sudafricanos a hablar sobre la epidemia "para que comience a parecer una enfermedad normal".
En la escena internacional, el líder sudafricano fue firme en su oposición a la invasión de Estados Unidos en Irak en 2003.
"Lo que condeno es que un poder, con un presidente sin visión, que no puede pensar propiamente, quiera llevar al mundo al holocausto", señaló.
Mandela, a quien en 2001 se le diagnosticó un cáncer de próstata, también participó en negociaciones de paz en la República Democrática del Congo, Burundi y otros países africanos.

Retiro de la vida pública

Nelson Mandela junto a Graça Machel en la Copa del Mundo en 2010
Mandela y Graça Machel antes de la clausura del Mundial de Fútbol en 2010.
A los 80 años Mandela, quien se había divorciado en 1992 de Winnie, contrajo matrimonio con Graça Machel, viuda del expresidente de Mozambique Samora Machel.
En 2004, a los 85 años "Madiba" se retiró de la vida pública.
Su apoyo fue fundamental para que Sudáfrica obtuviera la sede del Mundial de Fútbol de 2010, la primera vez que el evento se realizó en suelo africano, una muestra de que aún con más de 90 años siempre estaba listo para impulsar las causas de su país.
Estadista, luchador por la libertad, la paz y la reconciliación, venerado más allá de fronteras geográficas o generacionales.
La vida de Nelson Mandela a lo largo de más de nueve décadas escapa a los confines de cualquier narración.
El Premio Nobel de literatura Seamus Heaney se inspiró en Mandela para escribir el coro más conocido de su poema épico "La Cura en Troya":
"Los seres humanos sufren,
se torturan unos a otros,
se hacen daño y se endurecen...
La historia dice: No hay esperanza
a este lado de la tumba.
Pero entonces, una vez en la vida ...
puede emerger la justicia,
y riman la historia y la esperanza".

Cómo Cuba inspiró a Mandela

Soldados cubanos en Angola
Soldados cubanos en Angola en 1988 cerca de Cuito Cuanavale.
En una pared de piedra de casi 700 metros, en la colina del Parque de la Libertad de Pretoria, la capital de Sudáfrica, hay grabados más de 95.000 nombres. Y entre ellos, los de 2.107 soldados cubanos.
"Ese muro guarda la memoria y rinde homenaje a aquellos que murieron para que hoy Sudáfrica tenga paz y democracia. Y en esa lucha Cuba representó un papel importante", le dice a BBC Mundo Victor Netshiavha, curador jefe del memorial, impulsado por Nelson Mandela e inaugurado en 2007.
Pero, ¿quiénes fueron esos cubanos que "lucharon por la liberación de Sudáfrica"?
"Sin la derrota en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones nunca hubieran sido legalizadas"
Nelson Mandela
Los nombres presentes en el muro de Pretoria son los de los soldados muertos en la batalla de Cuito Cuanavale, en Angola, en 1988, a la que el líder sudafricano Nelson Mandela, fallecido el jueves 5 de diciembre, se refirió en diversas ocasiones como un punto de inflexión en la lucha contra el apartheid.
"Aquella impresionante derrota del ejército racista le dio a Angola la posibilidad de disfrutar de la paz y consolidar su soberanía. Le dio al pueblo de Namibia su independiencia, desmoralizó al régimen racista blanco de Pretoria e inspiró la lucha contra el apartheid dentro de Sudáfrica (…) . Sin la derrota en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones nunca hubieran sido legalizadas", dijo Mandela ante una multitud el 26 de julio de 1991 en Matanzas, Cuba.
Hacía apenas un año y medio que el líder sudafricano había salido de la prisión de Robben Island –donde había permanecido durante 27 años- y aquella era su primera visita a Cuba.

La batalla decisiva

Muro de los Nombres
Muro de los Nombre en el Parque de la Libertad de Pretoria.
Cuito Cuanavale fue quizá una de las batallas más decisivas de la guerra civil angolana, que duró casi 30 años, desde 1975 hasta 2002, y en la que la intervención cubana tuvo un papel clave.
"En esos momentos había 50.000 soldados cubanos en Angola. En la ofensiva participaron 10.000", le cuenta a BBC Mundo el periodista cubano Hedelberto López Blanch, autor del libroCuba, pequeño gigante contra el apartheid.
En el conflicto angolano se enfrentaron las fuerzas del gobierno del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) –en aquella época de inspiración marxista y apoyado por Cuba y la Unión Soviética- contra el grupo insurgente Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), apoyado por el gobierno del apartheid sudafricano y por Estados Unidos.
"Cuito Cuanavale fue un punto de inflexión en la historia de África. Los militares del gobierno del apartheid habían ocupado todo el sur de África después de 1975 buscando dar marcha atrás a las independencias de los pueblos de esa región. Con el apoyo de los cubanos, los angolanos vencieron a las fuerzas del apartheid. Fue una derrota total. A partir de ese momento, Pretoria negoció con los angolanos y namibios y condujo a la independencia del sur de África. Después se iniciaron las negociaciones con el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) que concluyeron con la liberación de Nelson Mandela y al fin del apartheid", le comenta a BBC Mundo Horace Campbell, profesor de ciencias políticas y experto en relaciones entre África y América de la Universidad de Siracuse, en Estados Unidos.
"Fue la mayor batalla desde el final de la II Guerra Mundial entre noviembre de 1987 y junio de 1988", agrega.

La sombra de la Guerra Fría

Para algunos, la guerra civil de Angola en los 70 y 80 se puede leer como una pieza más de la Guerra Fría y en esa clave de intereses políticos interpretan la intervencion cubana en el continente.
"La región del sur de África estaba en el centro de la Guerra Fría en los 80. Los gobiernos occidentales rechazaban en ese momento apoyar al ANC y ayudaban al gobierno blanco de Sudáfrica. En cambio, el bloque soviético sí prestó su apoyo (la Unión Soviética, Alemania Oriental, Cuba…). Les dieron, junto al Partido Comunista Sudafricano, ayuda militar y financiera", apunta a BBC Mundo el analista en temas sudafricanos de la BBC Farouk Chothia.
Sin embargo, el conflicto tuvo lugar en un contexto regional complejo y lleno de matices.
El gobierno de Pretoria –que controlaba en aquel momento la actual Namibia- era una de las principales potencias de la región y las cuestiones raciales y los procesos de descolonización tuvieron un papel fundamental.
"La narrativa sobre la Guerra Fría en este caso haría pensar que la lucha por la independencia en África era secundaria. Para quienes ponen la cuestión de la Guerra Fría por delante de ese aspecto, parecería que los africanos no querían la independencia", dice Campbell.

"Internacionalismo"

Nelson Mandela y Fidel Castro
Nelson Mandela en su viaje a Cuba el 26 de julio de 1991.
En ese sentido, La Habana justificó su intervención en Angola –que se había iniciado en 1975- en nombre del internacionalismo y la solidaridad.
"En los años de la colonia llegaron a Cuba más de un millón 200.000 africanos como esclavos. Muchos de ellos lucharon en las guerras de independencia. Por eso Fidel Castro decía que yendo a África a luchar contra el apartheid y el colonialismo se estaba pagando una deuda pendiente", señala López Blanch.
El gobierno de Cuba -donde el servicio militar es obligatorio- siempre aseguró que los soldados enviados a Angola eran voluntarios.
Sin embargo, voces críticas señalan que, en aquella época, negarse a viajar a África podía suponer un estigma y un freno a una carrera futura.

Apoyo al ANC

"Fidel Castro decía que yendo a África a luchar contra el apartheid y el colonialismo se estaba pagando una deuda pendiente"
Hedelberto López Blanch, periodista y escritor
Pero la influencia cubana en la política sudafricana en los 80 no deriva solo de la intervención militar en Angola.
La Habana también apoyó desde mediados de los 70 directamente al ANC, el partido de Mandela, clandestino en Sudáfrica y con muchos de sus miembros en el exilio en aquel momento.
"Joe Slovo, el secretario del Partido Comunista y Oliver Tambo, secretario del ANC, le pidieron a Cuba ayuda para entrenar a combatientes sudafricanos. La mayor parte de esos entrenamientos tuvieron lugar en Angola. Cuba entrenó combatientes del ANC tanto en fuerzas especiales como comandos urbanos, voladura, minas, lucha clandestina… Una serie de especialidades que ellos pedían para incrementar la lucha dentro de Sudáfrica", indica López Blanch.
Después de la caída del apartheid y tras la victoria en las elecciones de 1994, el ANC se transformó en el partido de gobierno y Nelson Mandela en presidente del país.
Poco después, Cuba se convirtió en el primer país reconocido diplomáticamente por su gobierno.
Y en 1995, el ya presidente Nelson Mandela, agradeció una vez más la ayuda cubana en una conferencia de cooperación entre los dos países.
"Compartieron las trincheras con nosotros en la lucha contra el colonialismo, el subdesarrollo y el apartheid. Cientos de cubanos dieron sus vidas, literalmente, en una lucha que era, ante todo, nuestra, no suya. Como sudafricanos, les damos la bienvenida", dijo.